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Redes Universitarias

"Ineptitud", constante en la conducción de la SEP

La RES logró llenar los bolsillos a empresarios, señalan

KARINA AVILES

Marcada por la "ineptitud" para conducir el rumbo de la educación nacional y por una política que sólo benefició al capital privado en el sector ­según expertos­, la administración de Reyes Tamez Guerra al frente de la Secretaría de Educación Pública (SEP) se caracterizó por el impulso de programas que respondieron más a la publicidad que a la enseñanza y pretendieron borrar la imagen pobre de la escuela mexicana, para lanzarla de lleno al mundo de la tecnología del siglo XXI, mientras aumentaba la pobreza de los planteles, que ahora se equipan hasta con microscopios de juguete porque no tienen para los de verdad.

De acuerdo con especialistas, en educación fue el sexenio de las "escuelas patito" ­que como nunca antes se extendieron en el país­ y "del retroceso educativo", mediante la introducción de reformas que, como la de secundaria, se les auguró no sólo un destino de naufragio sino, más grave aún, de atraso en el saber porque, eso sí, sustrajo a los adolescentes mexicanos un año de los cursos de historia, geografía, química, física y biología.

En relación con la proliferación de los centros fraudulentos de enseñanza, un estudio del Centro Nacional de Evaluación de este año dio cuenta de la realidad: el sistema de educación superior "está dominado por pequeñas instituciones particulares de reciente creación". De casi mil 200, 728 ­62 por ciento del total­ son "escuelas patito" y, de éstas, 607 son particulares, con lo que se registró un desplazamiento de las públicas.

Pese a los fuertes problemas en el sector, como la situación de ruina en que se encuentran muchas de las universidades estatales, sobre todo la pobreza de las primarias y secundarias, que trabajan con la limosna de los padres, y no tienen gises, escobas ni personal, y la ausencia de un sistema educativo de verdadera calidad, la SEP enfocó sus baterías a cuidar algunos de los programas consentidos de la gestión de Vicente Fox: Enciclomedia y el Programa Escuelas de Calidad (PEC), en el ámbito de la educación básica.

Sin embargo, nadie supo, y el gobierno tampoco pudo explicar cuáles eran los beneficios académicos de tales proyectos, más allá de su "espectacularidad" tecnológica. Ni los estudios mandados a hacer por la SEP para que dichos programas fueran evaluados lograron determinar la relación con el mejoramiento en el aprendizaje de los estudiantes.

Incluso, se pagó a un equipo de la Universidad de Harvard, que hizo el descubrimiento de que para que funcione Enciclomedia "las escuelas necesitan electricidad y equipamiento básico (escritorios, espacios limpios, computadoras, cortinas que oscurezcan el salón y ventilación". Y, del PEC, los investigadores de la renombrada institución concluyeron que con o sin él, las escuelas de la primera generación del proyecto hubieran continuado con buenos resultados, porque ya desde antes eran escuelas destacadas.

La administración educativa del gobierno de Fox llegó con importantes promesas que desde su enunciación caían por sí mismas: llegar a 8 por ciento del producto interno bruto (PIB) en el sector y a uno por ciento de inversión del PIB en ciencia. Hizo otras ofertas del mismo estilo, como aquella de pasar de 25 mil a 80 mil científicos al concluir el sexenio.

Evidentemente, no se alcanzó el 8 por ciento del PIB y, en cambio, el gobierno de Fox logró ­en palabras del rector de la UNAM, Juan Ramón de la Fuente­ "lo que parecía imposible": reducir la inversión en la ciencia de 0.4 por ciento al 0.36 del PIB.

La comunidad científica hizo pública su reprobación a las estrategias seguidas desde la SEP y, aun así, nunca se hizo el intento de recomponer el rumbo. En 2005, más de 4 mil científicos otorgaron 5.49 de calificación al desempeño del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), y 85 por ciento consideró que el gobierno incumple sus metas.

Y mientras que a la actividad científica se le redujo hasta el presupuesto, a otros la SEP les llenó los bolsillos. Particularmente, a las editoriales privadas, a las que el gobierno foxista les pagó más de 5 mil 700 millones de pesos por la compra de libros. De esa cantidad, 3 mil 707 millones se destinaron sólo para textos de secundaria, y 80 por ciento de los recursos se quedaron entre unas cuantas trasnacionales, como Grupo Editorial Santillana y MacMillan Ediciones, según datos oficiales de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos.

Esto dejó en evidencia que la llamada Reforma de la Educación Secundaria (RES) ­otro de los principales proyectos en el sector­ representó, sobre todo, un jugoso negocio para el sector privado, al que la SEP compró 7.5 millones de títulos sólo de primero de secundaria, grado con el que comenzó la reforma.

Pero a lo largo de estos seis años, un pacto marcó al ya deteriorado sistema. La alianza entre la Fundación Vamos México, a cargo de la esposa del Presidente, Marta Sahagún, y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), con la que organizaciones como la conservadora Unión Nacional de Padres de Familia fue incluida para sellar lo que se llamó "el inicio de una nueva etapa en la historia de la educación", que no fue más que la difusión de la llamada Guía de Padres, de Sahagún de Fox.

http://www.jornada.unam.mx/2006/11/29/index.php?section=sociedad&article=052n1soc

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